La mejora de las comunicaciones en las PYMES ha propiciado el concepto de “siempre conectado” y “todos los datos accesibles en cualquier lugar”. La mayor velocidad y estabilidad de los servicios de banda ancha y el auge de los servicios móviles junto al uso generalizado de smartphones los hacen muy atractivos para el empresario.
La nube consiste en un espacio de almacenamiento en servidores que se encuentran en Internet, al cual podemos tener acceso desde cualquier dispositivo que cuente con una conexión a la red global. En dicho espacio, podemos almacenar los datos de nuestra empresa o personales, estando solamente disponibles para nosotros a través de la correspondiente clave de acceso (clave que sirve además para codificar la información y de esta forma no permitir el acceso a ninguna persona sin autorización).
Un servicio de almacenamiento en la nube debe de contar con todos los permisos y registros en regla para cumplir la LOPD de la UE. Entre los requisitos está el que los servidores en los que se almacena la información no pueden estar fuera del territorio de la UE. Las empresas multinacionales de fuera de Europa, sobre todo las de EEUU, deben de estar suscritas a la reglamentación SAFE HARBOUR (puerto seguro) por la que aceptan y cumplen las condiciones de la LOPD en la Unión Europea.
A través de un servicio en la nube podemos sincronizar la información de nuestros dispositivos en único punto y tenerlos accesibles en cualquier parte. Mediante pequeñas aplicaciones residentes en nuestro ordenador, determinadas carpetas se sincronizan con la nube y con otros ordenadores personales o de la empresa, permitiéndonos acceder a la información desde cualquier parte.
Otra forma de aprovecharnos de las funcionalidades de la nube, es el utilizarla como backup externo de nuestros datos más críticos. Al sincronizarlos directamente entre el NAS y las carpetas remotas, estamos asegurando nuestra información contra desastres inesperados.
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